El ruido producido por las motocicletas puede ser un problema de salud pública, especialmente cuando se trata de motocicletas que generan contraexplosiones y poseen escapes libres o modificados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido excesivo puede causar una variedad de problemas de salud, incluyendo pérdida auditiva, trastornos del sueño, estrés, ansiedad y problemas cardiovasculares [1].
En los últimos años, en muchas localidades del país, se ha detectado una moda creciente asociada a circular en moto por las calles, en solitario o en manada, acelerando en vacío y generando contraexplosiones, emitiendo ruidos explosivos similares a disparos de armas de fuego. En otros casos, transitan con caños de escape libres, recortados o modificados emitiendo ruidos que por su tonalidad, frecuencia, intensidad y duración perturban a todo el vecindario. Incluso, en algún lugar del globo se llegó a promover una campaña llamada "loud pipes save lives" o "Escapes ruidosos salvan vidas" que daba a entender que las motocicletas con caños de escape libres tenían menos riesgo de sufrir un accidente con un auto, lo cual fue totalmente desmitificado mediante un estudio científico [2].
Los ruidos explosivos, de alta intensidad y corta duración, pueden aumentar los niveles de estrés y ansiedad, acelerando el ritmo cardíaco y aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, el ruido produce efectos psicoacústicos en las personas que pueden provocar reacciones angustiantes o violentas. Por ejemplo: los ruidos explosivos pueden desencadenar recuerdos traumáticos en los veteranos de guerra, experimentando una variedad de síntomas físicos y emocionales, como aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, ansiedad, miedo, enojo o irritabilidad. Lo que resulta una gracia para algunos, puede causar alteraciones nerviosas en otras personas provocando irritabilidad y agresividad, con consecuencias que pueden derivar en una tragedia.
Los escapes libres o modificados también pueden contribuir significativamente al incremento del ruido urbano, perjudicando notoriamente el paisaje sonoro o ambiente acústico de las ciudades. Estos dispositivos permiten que los gases de escape sean expulsados del motor sin restricciones, aumentando el nivel de ruido producido por las motocicletas y haciendo que estos se escuchen hasta 500 m a la redonda en cualquier barrio silencioso. Para evitar afectar la salud y el normal descanso de las personas, la OMS sugiere que los niveles de ruido no deben superar los 55 decibeles durante el día y 45 decibeles durante en ambientes exteriores de áreas residenciales.
Por lo tanto, es importante que los conductores de motocicletas tomen medidas para reducir el ruido producido por sus rodados. Esto se puede hacer utilizando solamente caños de escape homologados y manejando conscientemente, evitando acelerar de forma brusca o "tirar cortes" provocando contraexplosiones. A su vez, corresponde a las autoridades establecer medidas para evitar la circulación de motocicletas que no cumplan con la Ley de Tránsito Nº 24.449 y las ordenanzas municipales de ruido.
En síntesis, para restaurar el paisaje sonoro de las ciudades, evitar conflictos y mejorar la calidad de vida de la gente, se necesita empatía por parte de los conductores, sumado a campañas de concientización y control por parte de las autoridades. Ciudades más silenciosas, son ciudades más saludables para vivir.
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[1] Guidelines for Community Noise. Berglund, Birgitta, Lindvall, Thomas, Schwela, Dietrich H & World Health Organization (1999).
[2] "¿Los escapes ruidosos salvan vidas? ¡Ahora tienes la respuesta!: https://www.youtube.com/watch?v=v9QTPyMJGgo
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